Gresite para baño
Las ventajas de diseñar un baño de gresite
Resistencia a la humedad
Los baños, al ser espacios con alta exposición al agua, requieren materiales que resistan la humedad. El gresite cumple con esta exigencia gracias a su superficie no porosa que le permite resistir el contacto constante con el agua, sin deteriorarse.
Colocación sencilla
La instalación del gresite es muy sencilla, ya que se presentan en mallas que facilitan el proceso y aseguran un acabado uniforme y más rápido.
Limpieza fácil
La superficie lisa y no porosa del gresite hace que sea muy fácil de limpiar, resistiendo sin mayor problema manchas y suciedad.
Durabilidad
El gresite es extremadamente duradero aplicando unos cuidados básicos, manteniendo su color y su textura a lo largo del tiempo sin mayor desgastarse.
Versatilidad estética
El gresite está disponible en una amplia variedad de colores, formas y acabados, lo que lo hace una alternativa excelente para integrarlo en casi cualquier estilo, desde los más modernos hasta los más clásicos.
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Cómo elegir el gresite ideal para tu baño: Tips para tomar las mejores decisiones
Para aplicarlo en duchas
En el suelo de la ducha, asegúrate de elegir las opciones de gresite antideslizante para evitar resbalones.
Para las paredes de tu baño
Para revestir grandes superficies, como ser secciones amplias de las paredes del baño, el gresite puede resultar también una opción acertada. Puedes elegir entre varios colores y acabados y mezclarlos, para dar un aspecto totalmente personalizado.
Para crear detalles decorativos que destaquen
Si deseas añadir un toque especial, escoge gresite de colores vibrantes, o con acabados nacarados o luminiscentes. De esta forma, podrás crear patrones decorativos o resaltar sectores específicos del baño, delimitar zonas, etc.
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Cuidados básicos para mantener tu gresite para baño impecable
Limpieza regular
Utiliza agua tibia y jabón neutro para limpiar el gresite. Evita los productos abrasivos que puedan dañar su superficie.
Cuidado de las juntas
Mantén las juntas bien selladas y limpias para evitar la acumulación de humedad y moho. Puedes usar productos específicos para juntas o también vinagre diluido con agua.
Revisa periódicamente
Haz una revisión periódica de las juntas y las piezas para comprobar su integridad. De esta manera, podrás hacer las pequeñas reparaciones que sean necesarias en un momento temprano, para que el daño no vaya a más con el tiempo. Recuerda que la rotura de una pieza, o un problema con las juntas puede generar filtraciones si no se soluciona.